7.3.07

El Buen Mexicano


Faltan sólo 20 años para que en Londres sucedan estos acontecimientos que en el tercer mundo vienen sucediendo desde hace mucho. Donde nadie entiende cual es el sentido de tanta violencia. Violencia de un sistema ya estallado por sus excesos y la respuesta tambien insensata de los denominados "terroristas", de los marginados y extranjeros siempre vistos como peligrosos. Es desde este costado desde el que vamos a ingresar a esta historia que si perteneciera a un género sería el de "ciencia ficción". Planteada en términos tan sobrecojedoramente realistas que deja de lado muchos de los lugares comunes de este tipo de cine donde se privilegian explicaciones acerca de por qué pasa lo que pasa, estériles.

Estériles explicaciones que no encontramos en esta historia donde no debería haber nacimientos. El contexto es apocalíptico y hay que sobrevivir de cualquier forma. Unos diálogos finísimos y dos escenas tranquilas después de meternos de cabeza en esa Londres de 2027 dan comienzo a un deambular, el del personaje protagonista y del espectador, por situaciones extremas. Un pasado amoroso que vuelve para aportar el conflicto principal de la este relato. La huída de todos, de la raza humana. Un lugar incomodísimo como hace mucho que una película elige para el espectador. Clive Owen es la figura central que trata de comprender su situación y la de su entorno pero sin de accionar. Su fuerza y su presencia llevan adelante esta aventura negrísima, una road movie hacia ningún lugar. El punto de partida es una noticia en la TV "la persona más joven del planeta", Diego, un porteño de 19, o sea alguien nacido en 2008 (el año que viene!) ha muerto asesinado. Mundo estéril en unas semanas! Esta es una película de terror!
Era casi imposible pensar en el director de Y tu mamá también o de la más negra (y la única buena) de las Harry Potter, convirtiera un relato de ciencia ficción en una película claustrofóbica y desesperada. Si Iñarritu necesita de todas las ciudades del planeta para pretender dar cuenta de alguno de nuestros problemas contemporáneos (vaya uno a saber cuales) Cuarón hace de Londres el espacio del caos. Es una guerra de todos contra todos y donde sólo pueden seguir circulando relatos sobre el pasado (nosotros somos "el pasado" también). Es lo que Michael Caine, un sucio hippie new age entrañable (como desagradable nos parecería si lo cruzáramos hoy por la calle con sus 20 años menos) aporta reponiendo algunas historias del mundo y personales de nuestro héroe. Es literario el modo en el que este relato elige jugar temporalmente. La acción, cada vez más trepidante, es lineal y en un comienzo bastante confusa. Pero estamos con un director que sabe de cine. Relajemos. La tensión de los planos secuencia llega a límites insospechados en una película de Hollywood. Tampoco esto es Dogma. La fotografía es uno de los principales soportes visuales y los efectos especiales, digitales y de los otros están al servicio de la estética desoladora que toda la película sostiene. Si hay filtros están para volver aún más grises todas las situaciones planteadas. No como en el Fauno donde todo es decorativo e innecesario porque el cuento no sabe donde se dirige, (bah sí: todo termina con la niña muerta y Federico Luppi travestido lo que resulta una estafa moral al espectador).
Todas las actuaciones son de un extremo y genial realismo y es imposible pensar en otro héroe (cualquiera de los afamados galanes americanos hubiera arruinado todo) que no se Clive Owen para el protagónico.
Bueno, desearía escribir mucho más. Es una obra maestra. Alquílenla si se la perdieron en cine. ES PARA TANTO.