Que género más fructífero para la historia del cine francés ha sido este de “la putain”… Desde la Nouvelle Vague, pasando por Buñuel, creo que todas las actrices galas (y sobre todo las jóvenes y bonitas) han hecho de chicas que cobran por sus servicios sexuales, algunas varias veces. Ozon centra su relato en un año fundamental de una adolescente. Con crudeza y audacia entramos en la historia sexual de Isabelle o Lea durante cuatro estaciones en las que seremos testigos de sus nuevas prácticas. Ella es burguesa (claro) y si bien el dinero no le falta, reclama esa compensación por sus encuentros “de día” en elegantes hoteles con variados señores. No hay psicologismos baratos, solo acciones y relaciones que con una sutileza quirúrgica del guión nos mantiene fascinados ante sus inocentes perversiones. Su encantadora madre, su hermanito menor, su padrastro y cada personaje también esconden secretos. Hay más vueltas dramáticas y relaciones (que no voy a revelar) pero el eje principal, al que Ozon siempre vuelve, es la familia. La sensibilidad de su mirada nos presentan a veces con un único plano o línea de diálogo nuevas provocaciones que NO van a concluir en moraleja. Como conclusión de cada segmento elige (como en 5x2) una preciosa canción que no sólo completa la estructura anual de la película sino que aporta nuevos sentidos audiovisuales (brillante momento en la disco).
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